¿No es hora de que vuelvas a ser feliz?
Llevas tiempo preguntándote lo mismo.
Pero algo se ha interpuesto en tu camino.
Parece que no puedes encontrar el camino de vuelta a la felicidad.
Ahora bien, es cierto que nadie puede ser feliz todo el tiempo. Eso no es realista.
Lo que sí puedes conseguir es una vida que contenga momentos regulares de felicidad entre los momentos más mundanos e incluso deprimentes.
¿Cómo se consigue esto?
1. Pregúntate cuándo dejaste de ser feliz
Si quieres volver a ser feliz, eso sugiere que fuiste feliz en algún momento del pasado.
El primer paso para volver a encontrar esa felicidad es preguntar cuándo y por qué dejaste de sentirte feliz.
¿Fue un acontecimiento concreto el que sacudió tu mente de una mentalidad relativamente optimista?
¿Experimentaste una pérdida de algún tipo?
La muerte de un ser querido, una ruptura, quedarte sin trabajo… son sólo algunas de las cosas que pueden robarte la felicidad y hacer que sea difícil volver a encontrarla.
En muchas de estas circunstancias, tendrás que hacer un duelo adecuado por la pérdida.
No hay límite de tiempo para ello. Puede llevar semanas. Puede llevar meses. Puede que incluso pasen años antes de que puedas volver a experimentar con regularidad esos momentos felices.
Lo más probable es que pases por varias etapas de duelo hasta que llegues a un punto en el que la pérdida ya no domine tu pensamiento.
Incluso entonces puede que no desaparezca del todo. Pero pasará a un segundo plano y te permitirá centrarte en los momentos positivos.
Por otra parte, ¿te has dado cuenta de que tu nivel de felicidad ha estado en declive durante algún tiempo?
¿Eras antes un individuo feliz que pasaba muchos momentos disfrutando de su vida y de las personas y cosas que había en ella?
¿Ahora te cuesta experimentar estos sentimientos?
¿Puedes identificar un momento en el que notaste por primera vez que eras menos feliz?
A veces es la repetición y la monotonía del día a día lo que te desgasta.
El tiempo avanza, pero nada parece cambiar y cada vez estás menos contento con cómo es tu vida.
Tal vez el proceso de envejecimiento te haga ver tu fin último y te encuentres anhelando más.
Sea cual sea la causa, si puedes averiguar cuándo empezaste a perder tu felicidad, puede ayudarte a descubrir las formas adecuadas de recuperarla.
Sólo recuerda..
2. No persigas demasiado la felicidad
Para volver a ser feliz, es vital que no lo conviertas en tu único objetivo significativo.
Aunque hay cosas que puedes hacer para crear más momentos de felicidad, no puedes ni podrás conseguirlo siempre.
Si te centras demasiado en la felicidad como resultado, a menudo te resultará más difícil conseguir ese resultado.
La felicidad surge espontáneamente cuando se dan las condiciones adecuadas.
Si intentas forzarla, estarás demasiado atrapado en tu mente. Y aunque tus pensamientos pueden ayudar a fomentar las condiciones adecuadas para la felicidad, es igual de probable que impidan que se produzca.
A veces, el propio acto de esforzarse por ser feliz es lo que se interpone en el camino de la felicidad.
3. Comprende qué sientes ahora por la felicidad
Una de las razones por las que puede parecer que no eres tan feliz como antes es porque el sentimiento de felicidad no es constante a lo largo de la vida.
La felicidad se compone de muchas emociones distintas y los ingredientes de la tuya pueden cambiar a medida que te haces mayor.
Si no sabes cuál es tu receta actual para la felicidad, puede que no hagas las cosas que te hacen feliz.
Y si no consideras que esas emociones individuales forman parte de tu felicidad general, no pensarás que eres feliz.
Por ejemplo, cuando eres joven, la emoción y la estimulación que proporcionan las nuevas experiencias pueden mostrarse como felicidad tanto en ese momento como cuando lo recuerdas más tarde.
A medida que te haces mayor, puedes empezar a apreciar el hecho de compartir la tradición con quienes son importantes para ti.
Eso no quiere decir que las cosas nuevas no puedan hacerte feliz en tus últimos años o que no puedas disfrutar de la tradición cuando eres más joven, pero la forma de sentir las cosas suele cambiar a lo largo de la vida.
Así que para volver a ser feliz, primero debes averiguar qué significa la felicidad para ti ahora y cómo se siente.
¿Tu felicidad está más cerca de la satisfacción y el contento?
¿Te hace feliz la apreciación de lo que tienes en tu vida?
¿Eres más feliz cuando tienes claro hacia dónde va tu vida?
Determina la receta de tu felicidad y estarás mejor equipado para llenar tu vida con los ingredientes adecuados.
4. Pregunta qué te hace feliz ahora
Como acabamos de aludir, lo que antes te hacía feliz puede que ya no te haga sentir lo mismo.
Tienes que identificar qué cosas disfrutas actualmente y qué podrías disfrutar potencialmente si tuvieras la oportunidad.
No puedes dar por sentado que estas cosas serán las mismas que antes disfrutabas.
Una buena forma de identificar lo que disfrutas y lo que no disfrutas en este momento es dedicar 5 minutos al final de cada día a pensar en lo que has hecho durante ese día.
Para cada cosa que hayas hecho, pregúntate si querrías volver a hacerla mañana.
Si lo harías, es algo que te ha proporcionado al menos cierto nivel de felicidad.
Si no lo harías, quizás puedas evitar volver a hacer esa cosa en el futuro.
Esto puede consistir en preguntarse si querrías volver a pasar tiempo con una persona mañana después de haberla visto hoy.
Si, después de pasar tiempo con alguien, te sientes agotado o triste o enfadado o alguna otra emoción negativa, deberías preguntarte si esa persona es alguien a quien necesitas ver tan a menudo o en absoluto.
Lo bueno de esta evaluación al final del día es que puedes probar cosas nuevas y luego decidir hasta qué punto te gustaría volver a hacerlas.
Tal vez no quieras volver a hacer algo al día siguiente, pero puedes decir sinceramente que te gustaría experimentarlo a ciertos intervalos.
Por ejemplo, ir a un concierto puede ser agradable y dejarte contento, pero también puede implicar cierto nivel de cansancio, estrés o ansiedad por salir de tu zona de confort.
Así que puedes organizarte para ir a uno cada pocos meses, pero no querrás hacerlo más a menudo.
Esto puede ayudar de dos maneras. En primer lugar, puedes ser más exigente con los conciertos a los que vas. En segundo lugar, puedes decidir cuándo decir no a las invitaciones de otras personas.
Así que no sólo se trata de averiguar qué te hace feliz, sino también qué combinación de cosas y a qué intervalos te gustaría más hacerlas.
Con el tiempo, descubrirás lo que más te importa y aprenderás a priorizar esas cosas para maximizar tu felicidad.
Puede que en el camino descubras una pasión que te haría feliz hacer todos los días.
Puede que no.
Puede que sólo encuentres la forma de llenar tu vida con el equilibrio adecuado de cosas para provocar las emociones que conforman tu felicidad en este momento.
5. Pregúntate qué está impidiendo tu felicidad
Al igual que hay cosas que te hacen sentir feliz, hay cosas que se interponen en tu felicidad.
Puede tratarse de una mentalidad, y a continuación hablaremos de algunas de ellas.
Puede ser una situación en la que te encuentras.
Puede ser una persona de tu vida.
Puede ser un acontecimiento de tu pasado.
La autoevaluación puede servir, una vez más, para identificar las cosas que te impiden volver a ser feliz.
Una técnica que puedes utilizar es observar tus pensamientos.
Aunque no es una regla estricta, los pensamientos que vuelven una y otra vez suelen ser los relacionados con acontecimientos que nos preocupan.
Tendemos a experimentar la felicidad en el momento presente y, aunque podamos recordar con cariño en una fecha posterior, los recuerdos no viven en el primer plano de nuestra mente.
Del mismo modo, podemos pensar mucho cuando intentamos planificar algo o resolver un problema, pero estos pensamientos no se mantienen cuando la cosa se ha planificado o el problema se ha resuelto.
Perversamente, son los pensamientos negativos en los que más solemos fijarnos.
Así que, si observas tus pensamientos, podrás identificar las situaciones que te deprimen y se interponen en tu camino hacia la felicidad.
Llevar un diario puede ser muy útil en este sentido. Proporciona un registro de lo que has hecho, de lo que has pensado y de cómo te has sentido, que puede examinarse a lo largo del tiempo para descubrir patrones.
Si te das cuenta de que una cosa concreta te causa infelicidad de forma habitual, quizá haya una forma de resolverla.
6. Comprende que las dificultades forman parte de la vida
Por mucho que intentes librar tu vida de todas las cosas que impiden tu felicidad, es mejor aceptar que la vida será una mierda a veces.
Las dificultades y la adversidad nos llegan a todos en distintos momentos de nuestra vida.
Aunque nos cueste ser felices durante esos momentos, no podemos evitarlos del todo.
Para volver a ser feliz, a veces se trata de capear el temporal y hacer lo que esté en tu mano para ponerle fin.
A menudo, aceptando que la vida ha dado un giro hacia lo peor y no viviendo en la negación, aceleramos la vuelta a la normalidad.
Por mucho que deseemos que desaparezcan en ese momento, estos momentos de dificultad suelen moldear nuestro carácter y convertirnos en personas más resistentes.
7. Cuida siempre de ti mismo
Si tu cuerpo, tu mente y tu alma no están bien alimentados y cuidados, no serás todo lo feliz que puedes ser..
…independientemente de los acontecimientos positivos que ocurran en tu vida.
Un régimen de autocuidado eficaz también hace que sea más fácil soportar los momentos difíciles.
Cuando te sientes sano, eres capaz de extraer hasta la última gota de bondad y felicidad de una situación.
El autocuidado implica cualquier cosa que mejore el estado de tu cuerpo, mente y alma.
Algunas de las principales prioridades deberían ser dormir bien, hacer ejercicio con regularidad y llevar una dieta rica en alimentos nutritivos.
Todos lo sabemos. Es de sentido común.
Pero también te cuidas limitando el uso de las redes sociales, dedicándote a un pasatiempo creativo y sentándote en un rincón tranquilo de la naturaleza.
Incluso algo tan pequeño como mantener una buena postura al sentarte te beneficiará al reducir el riesgo de dolores en el cuello y la espalda.
Para volver a ser feliz, debes cuidarte.
Aprovecha cualquier oportunidad para pensar en cómo podrías hacer cambios -grandes y pequeños- para mejorar tu bienestar general.
8. Toma el control de la química de tu cerebro
Tu felicidad no es sólo un concepto mental. También es un cambio físico en tu cerebro.
La dopamina, la serotonina y las endorfinas son sustancias químicas que puede liberar el cerebro en respuesta a una situación.
Tienen diversas funciones, pero cada una puede desempeñar un papel en la creación de un estado de ánimo positivo en una persona.
Si aprendes qué actividades pueden provocar una liberación de estas sustancias químicas, puedes influir en cómo te sientes.
9. Deja de lado el control
Un obstáculo para la felicidad es la necesidad de controlar cada detalle de tu vida.
Sí, tienes que responsabilizarte de tus actos, pero también tienes que comprender que muchas cosas están fuera de tu alcance.
Al aferrarte a la idea del control, te das una razón para ser infeliz cuando las cosas no salen exactamente como pretendías.
Te culpas cuando las cosas van mal y pasas por alto todo lo que salió bien.
Si pudieras aceptar que guías el resultado, pero no puedes dictarlo, estarías en mejor posición para celebrar todas las cosas positivas que suceden.
Volverás a encontrar la felicidad donde ahora sólo encuentras la decepción.
Tu mente puede ser positiva o puede ser negativa. Es difícil experimentar ambos sentimientos al mismo tiempo.
Buscar el control total conduce a una perspectiva negativa. Relajarse en la forma en que resultan las cosas fomenta una perspectiva más positiva.
10. Deja de lado la perfección
No existe un momento perfecto en el que ser feliz.
Esto se relaciona con la necesidad de control, porque el perfeccionismo no es más que llevar el control a sus límites absolutos.
La perfección es inalcanzable.
Ninguna persona, ningún acontecimiento, ninguna cosa es perfecta.
Si esperas la perfección, sencillamente no te permites ser feliz cuando ocurre algo bueno, incluso muy bueno.
Imagínatelo. Un resultado positivo y todavía no puedes ser plenamente feliz.
Siempre existe esa duda persistente de que no has conseguido el resultado ideal que deseabas.
Así que si quieres ser capaz de alegrarte por un trabajo bien hecho, tienes que superar tus tendencias perfeccionistas.
No te preocupes por lo bueno. No te preocupes por lo satisfactorio. Al fin y al cabo, la palabra satisfactorio implica que puedes experimentar satisfacción, que a menudo forma parte de la felicidad.
11. Encuentra tu flujo
Una de las mayores señales de que estás disfrutando es que el tiempo se desvanece y no eres consciente de lo rápido o lento que pasa.
Esto es lo que ocurre cuando entras en un estado en el que todo parece fluir, un estado en el que estás totalmente involucrado en algo.
Esto puede ocurrir mientras tocas un instrumento musical, practicas un deporte, lees un libro o hablas con tus amigos.
Incluso puede ocurrir en una situación de trabajo si te sumerges tanto en la tarea que tienes entre manos que el tiempo pasa volando.
Si volvemos al principio del artículo, donde hablamos de cómo se siente realmente la felicidad, ahora entenderás que no tiene por qué ser un estado de euforia.
La felicidad puede ser la satisfacción que se siente por un trabajo bien hecho.
Puede ser perderse en una actividad que no invoca necesariamente una alegría constante.
Puede ser la constatación a posteriori de que tus problemas se han desvanecido al participar en una ocasión social con otras personas.
Llegar a un punto en el que tu mente esté totalmente ocupada con el aquí y el ahora de la vida abre una puerta a la felicidad y la satisfacción.
12. Extiende la mano y toca a los demás
Otro posible obstáculo para volver a sentirte feliz es la creencia de que no eres una parte importante de la sociedad.
Cuando nos sentimos aislados o incapaces de cambiar el mundo a mejor, esto puede llevarnos a la desesperanza.
Y la desesperanza no es compatible con la felicidad.
Para combatir esto, debes tender la mano y tocar la vida de otras personas.
Ayudando a los demás de cualquier forma que puedas, demuestras tu valía y muestras que tu contribución es importante.
Estar ahí para apoyar a la gente -a los que ya están en tu vida o a completos desconocidos- ayuda a proporcionar un sentido de propósito.
Si tu felicidad se ve frenada porque percibes una falta de sentido en tu vida, ayudar a la gente podría ser una solución eficaz.
13. Practica la atención plena
Ser consciente significa observar el momento presente sin juzgar.
Es el acto de ser consciente de los cinco sentidos en lugar de ignorarlos en favor de los pensamientos de tu mente.
La atención plena no garantiza la felicidad. A veces tendrás que soportar esas dificultades de las que hablábamos antes y ser plenamente consciente de ellas no significa que seas feliz a pesar de ellas.
Pero ser consciente en otras ocasiones puede abrirte los ojos a las cosas buenas que ocurren a tu alrededor.
Hay algunas pruebas de que, practicada a lo largo del tiempo, la atención plena -a menudo en forma de meditación- puede mejorar el bienestar de una persona a largo plazo.
Puede ayudar a elevar tu nivel básico de felicidad.
14. Fija un objetivo, pero céntrate en tu progreso
Tener algo por lo que trabajar es una forma inteligente de ver un futuro más positivo.
Este optimismo afecta a tu estado de ánimo en el presente.
Así que, al establecer un objetivo, puedes darte un impulso de felicidad.
Pero para obtener los verdaderos beneficios de un objetivo, debes centrarte en el progreso que estás haciendo hacia él, no en el resultado final en sí.
Esta idea -denominada principio de progreso- afirma que las personas experimentan un mayor bienestar cuando dan pasos significativos hacia un resultado que es importante para ellas.
Puede ser en su trabajo (de hecho, esta idea fue pionera en el mundo de las mejores prácticas de gestión), en su vida personal, en sus relaciones o en algo totalmente distinto.
Cada pequeño paso, cada pequeña victoria, proporciona una sensación de satisfacción y nos mantiene motivados para terminar la tarea que tenemos entre manos.
Y recuerda que la felicidad no es un único sentimiento, sino que se compone de una serie de emociones que pueden variar entre las personas y a lo largo del tiempo.
La satisfacción y la sensación de estar motivado pueden ser una parte del rompecabezas de la felicidad para ti.
15. Empodérate siendo proactivo
Creer que tienes cierta capacidad de decisión sobre tus sentimientos puede proporcionarte una experiencia positiva.
Sí, debemos aceptar que nuestro control tiene sus límites, pero también debemos recordarnos que no somos criaturas indefensas que simplemente toman lo que se les da.
Empodérate. Pasa a la acción. No esperes a que ocurran cosas buenas, sino haz algo para crearlas.
Sé proactivo y sigue algunos de los consejos de este artículo, para empezar.
Puedes volver a ser feliz.
Puede que no ocurra de la noche a la mañana, pero ocurrirá antes de lo que crees si te comprometes a comprender tu felicidad y a hacer las cosas que te llevan a ella.