¿Te sientes agotado cuando llegas a casa después del trabajo?
Hay una razón, o varias, probablemente.
Sentirse cansado después de un día de trabajo es normal, pero también hay formas de aliviarlo y de mitigar la fatiga.
Repasemos diez razones por las que estás tan cansado después del trabajo, y ofrezcamos formas de combatirlas y solucionar los problemas
1. Pasas demasiado tiempo frente a la pantalla.
Si trabajas en una oficina, es probable que estés frente a un ordenador durante varias horas al día. Aunque se ha convertido en la norma para muchos de nosotros, ¡no es saludable!
Nuestros ojos pueden cansarse de mirar una pantalla todo el día, y los colores de la pantalla pueden afectar realmente a nuestro estado de ánimo.
Combate esto: ¡Toma descansos de la pantalla! Sí, es tan sencillo como eso. Da un descanso a tus ojos apartando la vista de la pantalla -o cerrando los ojos- durante un minuto más o menos, cada 20 minutos, o cuando sea necesario.
Así los músculos de tus ojos descansarán del esfuerzo que supone leer un texto o escanear una imagen. También le da a tu cerebro un poco de tiempo de inactividad.
Y hazte una prueba de la vista en una óptica si te duele la cabeza con regularidad: puede que necesites gafas para trabajar.
2. Te agotan todas las interacciones personales.
Por muy sociable y extrovertido que seas, es normal sentirse un poco agotado por las interacciones con los demás, ¡sobre todo con los que no disfrutamos necesariamente!
Hablar con tus amigos durante horas y horas no te resulta cansado porque los quieres.
Intercambiar charlas con tus compañeros de trabajo o sentarte en reuniones con los directivos no es lo mismo.
Puede pasar factura a tus niveles de energía. Esto es especialmente cierto si eres una persona introvertida.
Es normal sentirse agotado después de interactuar con la gente todo el día, pero hay formas de darte un empujón..
Combate esto: Intenta limitar tus interacciones siempre que sea posible. Ve a prepararte un té o un café cuando la cocina esté vacía, en lugar de ir cuando esté abarrotada.
Llévate el almuerzo a la oficina y conéctate los auriculares para comer en tu mesa (¡dice a la gente que estás trabajando si quieres evitar que te inviten a salir!)
Mantén las reuniones tan breves como sea posible, sin dejar de ser educado.
Puede resultar un poco incómodo, pero nadie pensará que eres maleducado por tener un rato de tranquilidad de vez en cuando, y te ayudará enormemente en tus niveles de energía.
3. Tienes un trabajo estresante.
Si estás en un entorno estresante, seguro que al final del día te sientes bastante agotado y cansado.
Gastamos mucha energía cuando estamos estresados, a veces incluso quemamos más calorías y podemos tener síntomas físicos como dolores y molestias.
No es de extrañar que nuestro cuerpo y nuestra mente se cansen más rápidamente cuando están estresados.
Combátelo: Intenta encontrar formas de desestresarte mientras estás en el trabajo. Eso puede significar hacer más descansos, comer algo saludable o incluso poner una lista de reproducción tranquilizadora.
Puedes escuchar música relajante, salir a la calle y llamar a un ser querido si necesitas una pequeña charla de ánimo, o ir al baño y practicar algo de meditación durante unos minutos.
Todo lo que puedas hacer para reducir tus niveles de estrés en el trabajo marcará la diferencia en tus niveles de energía después del trabajo.
4. Tienes un trabajo físico.
Puede que tengas un trabajo con muchos aspectos físicos: quizá estés de pie todo el día, o tengas que llevar cosas pesadas o llevar un uniforme restrictivo, como el EPI.
Si tu trabajo implica estar siempre en movimiento, ¡no es de extrañar que estés agotado al llegar a casa!
Nuestro cuerpo no está hecho para moverse constantemente, así que un turno largo de caminar y estar de pie puede pasar factura a nuestros niveles de energía.
Combátelo: Intenta asegurarte de que comes algo equilibrado y nutritivo antes del trabajo, y saca tiempo para un tentempié rápido que aumente la energía, como fruta o frutos secos.
Estira bien -especialmente los músculos que más utilizas- tanto antes como después del turno. Y date una breve ducha caliente al llegar a casa para relajarte.
Asegurarte de que tu cuerpo está preparado para una jornada física contribuirá en gran medida a reducir el cansancio extremo que experimentas al llegar a casa.
5. No utilizas el cerebro lo suficiente y te aburres.
Estar muy ocupado puede hacer que nos agotemos, ¡pero también lo puede hacer no estar lo suficientemente ocupado!
Injusto, ¿verdad?
Si terminas el día sintiéndote agotado, puede ser porque no has hecho lo suficiente para ocupar tu mente.
A veces, nuestro cerebro simplemente se cansa por no ser utilizado: o bien se acostumbra a tener sueño por la falta de estímulos, o bien nos sentimos mentalmente agotados porque nuestro cerebro recibe señales de aburrimiento, frustración o enfado, incluso.
Si te encuentras molesto por la falta de trabajo que tienes que hacer, o por lo improductivo que te sientes, puede ser la causa de ese bajón al final del día.
Combate esto: ¿Así que estar ocupado es realmente bueno para nuestros niveles de energía? Sí Si puedes encontrar un término medio, estarás mucho menos cansado y serás mucho más productivo.
Intenta fijarte objetivos para cada día (o cada hora, si te sirve de ayuda), y asegúrate de variar lo que haces de vez en cuando.
Dedica la mañana a cumplir un plazo para una tarea administrativa, y luego reserva la tarde para trabajar en una hoja de cálculo, por ejemplo.
Mezclar las cosas te ayudará a concentrarte más en lo que haces y evitará que tu mente se desvíe y se aburra.
6. Necesitas más comida, ¡y nutrientes!
Este es un problema muy común para la gente en la vida cotidiana, y no es diferente cuando estamos en el trabajo.
Con las prisas por salir por la mañana, muchos de nosotros no tomamos un desayuno saludable y saciante.
Puede que estemos demasiado ocupados en la comida para tomar una comida equilibrada y acabemos cogiendo un sándwich del supermercado o unos bocadillos.
Aunque esto es muy común, no es bueno para nuestro cuerpo y puede hacer que nos sintamos agotados
Pasar el día con el estómago vacío, o con pocos nutrientes, tiene un gran efecto en nuestros niveles de energía y puede hacer que acabemos durmiendo después del trabajo.
Combátelo: Procura comer algo por la mañana (o antes de que empiece tu turno). Prepara tu comida la noche anterior si puedes: la avena nocturna es una opción fácil y nutritiva, o puedes cortar algo de fruta si lo prefieres.
Intenta prepararte también un almuerzo para llevar. Te ahorrará dinero y te permitirá tener algo sabroso para pasar el día.
7. Tu postura te da sueño.
Puede parecer extraño, pero la forma en que te sientas afecta a tu cuerpo mucho más que un simple dolor de espalda Puede darte problemas de digestión, afectar a tu estado de ánimo y provocar cansancio.
Si a menudo te sientes un poco dolorido y somnoliento cuando sales del trabajo, es posible que se deba a que te desplomas en la silla o te sientas «torpemente»
Cuanto más se pone nuestro cuerpo en posiciones antinaturales, más se «comporta» y ciertos síntomas se agudizan.
Combátelo: Esfuérzate en trabajar tu postura Puedes programar alarmas en tu teléfono para que te recuerden, si lo necesitas, que debes sentarte recto o levantarte y sacudir un poco las extremidades.
Tu lugar de trabajo probablemente ofrecerá reposapiés que pueden ayudarte a trabajar en tu posición sentada, así como soportes lumbares y cojines para la espalda si los necesitas. En algunos países es una obligación legal, así que merece la pena comprobarlo
8. No haces suficientes descansos.
Si te sientes muy agotado cuando llegas a casa después del trabajo, puede ser porque no te tomas descansos con regularidad.
Esto está relacionado con los problemas relacionados con el tiempo frente a la pantalla, pero también puede ser un caso de sobrecarga del cerebro.
Si no te tomas suficientes descansos, tu cerebro se inunda constantemente de correos electrónicos, música, conversaciones, ¡lo que sea!
La sobrecarga sensorial es algo real, y es agotadora..
Combátelo: Pon una alarma en tu teléfono y date 5 minutos más o menos para reiniciar y tomar un poco de aire.
Estira las piernas, inventa una excusa para tomar el aire y refréscate durante el día para tener más energía cuando llegues a casa.
9. No tomas suficientes líquidos.
El agua es el producto milagroso que todos deseamos pero que no abrazamos lo suficiente Ayuda a nuestra piel, a nuestro pelo… ¡y a nuestros niveles de energía!
Si te da sueño al final del día, puede ser porque estás deshidratado. Cuanta menos agua haya en nuestro cuerpo, más cansados estaremos, ¡así de fácil!
Combátelo: Consigue una botella de agua con las horas del día en el lateral, para saber cuánta agua debes beber en cada momento del día.
Programa una alarma en tu teléfono para levantarte y coger algo para beber. Ponte recordatorios, o descárgate una aplicación que te ayude a hacer un seguimiento de tu consumo de agua cada día.
Hagas lo que hagas, intenta ser constante con ello. Puedes comprar calabaza sin azúcar si te ayuda a beber más, o congelarla durante la noche si prefieres el agua fría
10. Estás decaído por el exceso de azúcar y cafeína.
Puede que te sientas absolutamente bien hasta las 2 de la tarde. Si tu día va bien hasta las primeras horas de la tarde, cuando de repente estás agotado y medio dormido en tu escritorio, no eres el único.
Esto puede deberse a una serie de cosas: puede ser el resultado físico de una comida pesada, o un bajón de energía debido a un choque de azúcar. Si después de la comida tomas un tentempié azucarado y un café para seguir adelante, puedes sentirte muy cansado a la hora de volver a casa.
Combate esto: Intenta mantener un nivel equilibrado de azúcar y cafeína a lo largo del día, especialmente por la tarde. Y procura almorzar de forma más ligera para no quedarte demasiado lleno y con sueño
Un paseo rápido después de la comida puede ayudarte a animarte. Si sientes que necesitas cafeína para pasar la tarde, toma primero un vaso de agua fría. A veces, el cansancio se debe a la deshidratación, así que vale la pena probar un poco de agua antes de tomar un café.
Si aún así te apetece un café, opta por un solo trago (¡o descafeinado!) y evita los jarabes azucarados.
Cuanto más equilibrado puedas mantener tu cuerpo por la tarde, más energía tendrás después del trabajo.