Nos dicen que el amor debe ser como un cuento de hadas, con una confianza instantánea.
En realidad, cuanto más espacio haya para correr sin trabas, más probable es que tropecemos y nos caigamos de bruces.
Los límites son necesarios, y no hay nada en ellos que diga que no pueden cambiar.
No hay que pensar en ellos como constricciones rígidas diseñadas para asfixiar una relación.
Pueden y deben cambiar, y por eso es tan importante hablar de ellos.
19 Límites que debes considerar establecer
Aquí tienes 19 tipos de límites que deberías considerar establecer en tu relación.
1. Expectativas generales.
En primer lugar, siempre debes hablar de lo que esperas de alguien, y de lo que esperas recibir.
las «expectativas» tienen mala fama en el ámbito romántico, pero si se piensa en las expectativas como normas, resulta más fácil adoptar los límites que las acompañan.
Mucha gente entra en las relaciones poniendo la carga de sanarlas/completarlas en otra persona.
Sin embargo, ninguno de nosotros es el dios o la diosa de nadie.
Somos nosotros, somos reales, y tenemos necesidades; necesidades que son fáciles de pasar por alto por otra persona si esa persona nos pone en un pedestal.
Una relación debe ser un equilibrio de dar y recibir, no de tomar hasta que no quede nada que dar.
Asegúrate de discutir hasta dónde estás dispuesto a llegar para cumplir los sueños de alguien y hasta dónde te gustaría que, a su vez, estuviera dispuesto a llegar para cumplir los tuyos.
2. Tolerancias.
Cada persona tiene diferentes umbrales de dolor físico.
Lo mismo ocurre con el emocional.
Hazle saber a un ser querido que hay ciertas cosas que no vas a tolerar: que te griten, que te mientan, que te silencien o que desconfíen de ti; sea lo que sea, hazle saber que pasar esos límites pone en peligro vuestra relación.
3. Expresión sexual.
A algunas personas les gusta el sexo cada mañana. A algunas personas les gusta en lugares extraños. Algunas lo hacen sólo en vacaciones. Algunas son salvajes, otras suaves y sensuales.
Si tú y tu amante no sabéis cuáles son vuestros límites sexuales, uno de los dos, o ambos, podríais pasar el tiempo fingiendo infelizmente la satisfacción sexual, lo cual es una clara señal de problemas en cualquier relación.
Deja que se conozcan tus necesidades y preferencias, así como el margen de maniobra para la experimentación que existe dentro de ellas.
4. Financieros.
Generalmente se considera que el dinero es veneno en los asuntos del corazón, pero el dinero (para bien o para mal; se concede que suele ser peor) es una parte ineludible de las interacciones humanas, tanto si estás con alguien como si no.
Solía haber un gran estigma asociado a la división de fondos, pero muchas parejas casadas tienen ahora cuentas bancarias separadas.
No es una cuestión de desconfianza o una expectativa de fracaso de la relación; es una cuestión de conveniencia.
Discute tus límites financieros desde el principio para evitar situaciones complicadas más adelante.
5. Vidas pasadas.
En pocas palabras, tu pasado es tuyo.
Mucha gente cree erróneamente que es su derecho o su deber revisar el pasado del amante.
Sin embargo, tú no eres un coche; no hay un título y una matrícula que entregar a alguien; no tienes neumáticos para patear.
Haz saber a la gente que lo que decidas divulgar -a no ser que la no divulgación suponga un riesgo directo para la salud o sea una amenaza de otro tipo- queda a tu discreción.
Lacomunicación es clave en cualquier relación, pero una relación no es el diván de un terapeuta. A menos que te sientas cómodo haciéndolo, no estás obligado en absoluto a convertirte en un libro abierto.
6. La familia.
Tu familia y la de tu pareja son partes importantes de vuestras vidas y normalmente tendrán un gran impacto en vuestra vida.
Establecer unos límites básicos sobre el impacto de la interacción familiar del otro en la relación evitará muchos dolores de cabeza más adelante.
7. Amistades.
A tu amante nunca le gustarán todos tus amigos, ni a ti los suyos, pero eso no impide que mucha gente intente determinar a quién puede y no puede tener el otro como amigo.
Estableced límites mutuos de respeto para que el otro pueda tomar decisiones razonables sobre con quién pasa el tiempo y, por extensión, a quién permite influir en vuestra relación.
8. Objetivos.
Nadie puede decirnos que nuestros sueños no valen nada, aunque piense que lo hace de buen corazón en nuestro interés.
Establece un límite: Esto es lo que quiero/voy a hacer; el apoyo está permitido, el menoscabo no.
9. Añade.
¿Estáis de acuerdo con los niños? ¿Los animales domésticos?
Son límites importantes que todos aportan a una relación.
Añadir algo a la unidad de una relación es algo muy importante y no debe dejarse al azar.
Discutid sobre quién y qué estáis dispuestos a añadir a la relación.
10. Sustracciones.
Al igual que con las tolerancias, una discusión temprana sobre lo que harás y lo que no harás en caso de que las cosas no funcionen ahorra mucho dolor y drama al final.
Esto puede significar periodos de enfriamiento, segundas oportunidades, acuerdos de convivencia, hasta la opción de «sigamos siendo amigos… con beneficios».
Sea lo que sea, si tu pareja sabe cómo piensas, ambos podréis terminar la relación de forma más tranquila y amistosa.
11. El tiempo.
El tiempo es finito, así que las preguntas pasan a ser
¿Cuáles son tus límites de tiempo?
¿En qué momento te sientes asfixiado?
¿Cuánto tiempo necesitas para recargar tu energía?
Todas estas son cosas que un amante necesitará saber -y querrá saber- para que ambos os sintáis cómodos no sólo por vuestra cuenta, sino también cerca del otro.
Y en esta época, esto se extiende también al ámbito de la comunicación digital.
Si tu pareja no responde a tus mensajes enseguida, es probable que su atención esté en otra cosa. No pasa nada.
Y no des por sentado que tu pareja querrá estar en contacto contigo constantemente a lo largo del día para conocer cada pequeño detalle de tu vida. Puede que valore la separación entre su vida laboral y su vida doméstica, o que no sienta la necesidad de hablar cuando está con sus amigos, por ejemplo.
12. Presencia digital.
En la era de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, es necesario discutir el acceso que tiene un amante a tu presencia digital.
Aplicaciones de comunicación, de seguimiento, de calendario, de amistad en Facebook (y de amigos): todo esto es un territorio lleno de límites.
Puede que el amor no sea siempre duradero, pero las redes sociales, aunque no sean para siempre, son, en exceso, difíciles de återställa.
13. La privacidad.
Las parejas suelen compartir mucho. Pero no tienen por qué compartirlo todo si no quieren.
Tu vida es tuya. Su vida es la suya. Vuestras vidas pueden cruzarse de forma importante, pero no tienen por qué solaparse completamente.
Y luego está el funcionamiento interno de tu mente. No tienes que revelar cada pensamiento, cada deseo, cada sentimiento, cada creencia.
Tienes derecho a la intimidad. Eso significa ser capaz de decir cuándo una discusión está violando esa privacidad. También significa no husmear en los teléfonos ni pedir el acceso a los ordenadores.
14. Conflictos.
Las discusiones ocurren en todas las relaciones. Y pueden ser útiles para identificar realmente los límites del otro para empezar. Podéis discutir cuando se cruza un límite tácito, y esto hace que ese límite salga a la luz.
Pero el conflicto también puede ser destructivo si no se aborda con cuidado.
En estas circunstancias, los límites pueden consistir en no guardar rencor ni sacar a relucir el pasado una y otra vez.
Puede significar no culparse mutuamente, sino tratar de trabajar juntos para resolver los problemas.
Puede significar permitir un periodo de enfriamiento si uno de los dos se siente incapaz de discutir un tema en un momento dado. No debes forzar el conflicto sobre tu pareja.
15. Las diferencias.
Todos somos diferentes en muchos aspectos. Y esas diferencias deben respetarse.
Eso puede incluir las creencias religiosas. Si eres practicante y tu pareja no lo es, no debes arrastrarla a tu lugar de culto e intentar convertirla.
Esto también es válido para otras creencias. Debéis aceptar la realidad de que no siempre vais a creer lo mismo que el otro. No impongas tus puntos de vista a los demás y esperes que estén de acuerdo. No lo harán.
También haréis las cosas de forma diferente el uno del otro. No pintes su manera de hacer las cosas como la equivocada ni intentes coaccionarle para que haga las cosas precisamente como a ti te gusta que se hagan.
Y si valoras algo que tu pareja no valora, estás en tu derecho de ceñirte a ese valor. No deberías sentirte presionado a hacer algo con lo que no te sientas cómodo en nombre de la unidad de la relación.
16. Toma de decisiones.
Tomamos muchas decisiones cada día. Algunas más importantes que otras. Pero en una relación, ese proceso de toma de decisiones puede provocar tensiones.
En primer lugar, no debe esperarse que nadie tome todas las decisiones por la pareja en su conjunto. Esa es una carga de responsabilidad que debe ser compartida.
En segundo lugar, es razonable esperar que se te consulte sobre las decisiones que te afectan a ti o a tu vida de forma significativa. Es una cortesía común y una señal de respeto.
Pero, en tercer lugar, debes sentirte capaz de mantener tu propia autonomía en muchos aspectos. Puedes tomar decisiones sin consultar a la otra persona, suponiendo que no le afecte de forma importante.
17. Las emociones.
Es natural que te impacten de algún modo las emociones que experimenta tu pareja, y viceversa.
Pero también es importante intentar que su mundo interior no afecte demasiado a tu mundo interior.
Si su estrés laboral no tiene ramificaciones importantes para ti (como la pérdida de su trabajo), no es algo con lo que tengas que lidiar. Puedes mostrar atención y empatía sin necesidad de adoptar el estrés que sienten.
La clave aquí es no asumir la responsabilidad de cosas que no están dentro de tu círculo de influencia. Si no puedes hacer mucho para cambiar algo -o no te corresponde intentar cambiarlo- no lo hagas.
Pero los límites emocionales tienen otra vertiente, que es la de no dejar que tu pareja manipule tus emociones.
Si recurre a la culpabilización, al tratamiento del silencio o al chantaje emocional (entre otras cosas) para conseguir que hagas algo, eso es traspasar tu soberanía emocional y no está bien.
18. La palabra «no»
La palabra «no» puede utilizarse para expresar tus deseos en todo tipo de situaciones.
«No, no quiero probar el queso vegano en mi pasta»
«No, no quiero tener sexo»
«No, no quiero apuntarme a un gimnasio contigo»
«No, no quiero visitar ese museo hoy»
Deberías sentirte capaz de decir que no a cosas o de rechazar invitaciones sin tener que explicar tu razonamiento preciso.
Simplemente no quieres. En la mayoría de los casos, eso es suficiente. Deberíais respetaros lo suficiente como para aceptar cuando uno dice que no al otro.
Por supuesto, si tu pareja te pide que hagas algo que es realmente importante para ella -como visitar a su anciana madre-, es razonable que espere que hagas el esfuerzo, a menos que tengas una buena excusa por la que no puedas, o que hayas hecho esa cosa muy recientemente.
19. Compartir cosas privadas con los demás.
Tu relación y las cosas que ocurren en ella no son asunto de nadie más que tuyo y de tu pareja.
A no ser que ambos estéis de acuerdo en que el otro hable de cosas relacionadas con vosotros y vuestra relación con sus amigos o familiares.
Pero incluso en ese caso puede haber algunas líneas rojas que no queráis cruzar, como hablar de vuestra vida sexual, de problemas de salud mental o de vuestros respectivos pasados.
Cómo establecer límites en las relaciones
Ahora que conoces algunos de los tipos clave de límites que puedes establecer en tu relación, ¿cómo puedes hacerlo?
No debería sorprenderte saber que la comunicación abierta y honesta es la clave para establecer con éxito los límites y respetarlos.
Es tan sencillo como seguir estos pasos.
Paso 1 – Conoce tus límites.
Tal vez hayas encontrado inspiración en lo anterior y tengas alguna idea de los límites que te gustaría establecer.
Pero aun así, merece la pena tomarse el tiempo necesario para identificar realmente cuál es tu posición en la serie de cuestiones mencionadas anteriormente, y pensar en otras áreas en las que tienes líneas rojas a las que la pareja debe atenerse.
Sólo cuando conozcas tus límites, podrás comunicárselos a tu pareja.
Una buena forma de averiguar tus límites es pensar en lo que te ha hecho sentir mal o ha provocado conflictos en relaciones anteriores. Es muy probable que tu ex haya traspasado tus límites.
Recuerda que no todos los límites son buenos. Para que sean eficaces para mantener la armonía en una relación, deben ser justos, cómodos para ambas partes, sostenibles y realistas.
Si no lo son, verás que esos límites se traspasan a menudo.
Los límites están ahí para guiar los comportamientos, no para controlarlos. Si te impones al libre albedrío de tu pareja de una forma que no tiene nada que ver con la protección de ti mismo o con la expresión de expectativas razonables, no es un límite sano ni eficaz.
Paso 2 – Elige cuándo discutirlos.
Algunas cosas deben discutirse en una fase bastante temprana de la relación, porque pueden desempeñar un papel importante en tu felicidad y la de tu pareja y en la salud general de vuestra unión.
Cuando creas que ha llegado el momento de hablar de un límite concreto, asegúrate de hacerlo cuando estés libre de distracciones y cuando ambos estéis relajados y abiertos al punto de vista del otro.
Otras cosas pueden esperar hasta que sea realmente necesario plantearlas.
No es necesario, por ejemplo, afirmar categóricamente que no tolerarás que te griten hasta que te encuentres en esa situación.
Incluso entonces, es mejor esperar a que las cosas se calmen para que tú y tu pareja podáis hablar con menos energía emocional que confunda las cosas.
Paso 3 – Déjalo claro.
Si quieres que tu pareja respete tus límites, debes dejarlos claros y fáciles de entender.
Hay poco espacio para la ambigüedad y las zonas grises si estas cosas realmente significan mucho para ti.
Haz que tu pareja repita lo que cree que son tus límites. Esto te permitirá estar seguro de que lo ha entendido.
Cuando expreses tus límites, utiliza afirmaciones «yo» en lugar de «tú».
Por ejemplo, di:
«Preferiría que tu madre llamara primero antes de venir aquí»
En lugar de:
«Tienes que decirle a tu madre que te llame por teléfono antes de venir aquí»
Paso 4 – Permite algunas infracciones menores.
Nadie es perfecto.
La gente comete errores.
Aunque hay ciertas cosas que simplemente no aceptarás, tienes que dar a tu pareja un poco de margen si traspasa algunos de tus límites..
…sobre todo cuando los has comunicado por primera vez.
Tal vez ignoren tu deseo de estar a solas para poder descansar y reponer fuerzas. Es un error inocente, y lo hacen porque no entienden tus necesidades.
Desde luego, no es algo por lo que haya que armar un gran alboroto… a menos que sigan ignorando tus sentimientos una y otra vez.
Sigue recordándoles tus preferencias y, con el tiempo, deberían llegar a respetarlas y honrarlas.
Sé coherente con el mensaje que das a tu pareja. No pases por alto las infracciones de los límites unas veces y las denuncies otras. Esto sólo confundirá a tu pareja sobre lo que está bien y lo que no.
Reconoce siempre las infracciones, por poco que te importe en un caso concreto.
Paso 5 – Saber cuándo y cómo ser contundente.
Puede llegar un momento en que se haya traspasado uno de tus límites estrictos..
…o puede que tu pareja siga cometiendo pequeños errores en torno a cosas que son ligeramente menos importantes para ti.
En cualquier caso, llegará un momento en el que tendrás que demostrar que sus acciones tienen consecuencias.
Si no lo haces, seguirá ignorando tus límites.
Para algunas cosas, tu pareja debe conocer las consecuencias antes de la primera infracción.
Si, por ejemplo, no puedes aceptar ningún tipo de engaño, tienes que dejar claro desde el principio que pondrás fin a la relación si esto ocurre.
Otras veces, puede que tengas que hablar de las consecuencias de una violación repetida de un límite menos importante.
Por ejemplo, si sale hasta tarde con sus amigos sin consultarte, puedes dejar claro que, si vuelve a hacerlo, debe esperar pasar más tiempo con tu familia como consecuencia.
Paso 6 – Respeta sus límites a su vez.
No puedes esperar que se respeten tus límites si no muestras el mismo respeto a los de tu pareja.
Al fin y al cabo, si traspasas sus límites con regularidad, se normaliza este tipo de comportamiento. De repente, pensarán que está bien hacer cosas que tú has dicho explícitamente que no están bien.
Mucha gente se olvida de este último paso y luego se molesta cuando su pareja hace lo mismo. Recuerda que todo lo que quieras recibir, debes darlo. En este caso, respeto.
No tengas miedo de volver a discutir.
La gente cambia. Las relaciones cambian. Los límites cambian.
Los límites sanos y claramente comunicados unen a las parejas sabiendo que pueden hablar sin miedo a la recriminación o al juicio injusto.
Cuando somos capaces de ver que establecer límites en una relación no la limita, sino que la refuerza, la fantasía juvenil de que alguien tiene que ser abierto y completamente nuestro da paso a la apreciación más adulta de nuestros seres queridos como individuos.
Preguntar y respetar son componentes clave en cualquier relación, y la realidad es que todos tenemos límites, simplemente no siempre nos decidimos a declararlos o, a veces, ni siquiera a examinarlos.
Hablar de los límites no debe verse como una previsión de problemas, sino como una forma de confiar en tu pareja para que los respete.